Hoy amanecí con ganas de contarles un poco acerca de mi hermoso cachorro Tomás. Es un bulldog inglés de apenas 6 meses de edad. Y sí, estoy un poco obsesionada con él. Deben saber que yo soy amante de los gatos y que para mi no hay nada más hermoso que un felino afelpado. Sin embargo, mi esposo pienso lo contrario (si, no se como puedo estar casada con alguien que no le gusten los gatos tanto como yo jaja, creo que eso es amor). En fin, si amo los gatos y ahora, ¡estoy obsesionada con un perro! No se como pasó esto.
La realidad es que antes de la llegada de Tomás a nuestras vidas mi esposo y yo discutimos un tiempo acerca de la mascota que tendríamos. Ambos sabemos que una mascota es para toda la vida (al menos toda la vida de ellos) y que no queríamos tener un animal que en unos años sería una "carga" o no podríamos incluir en nuestro plan familiar.
Así que me puse a investigar… y descubrí la hermosa rasa de los bulldogs ingleses. Sí… la descubrí. No porque antes no hubiera sabido acerca de estos hermosos perros tan famosos sino porque jamás me había adentrado a conocer lo que realmente implica tener uno.
Cada que investigaba más acerca de los testimonios de estos perros más me enamoraba de la raza. Ahora, se que existe mucha controversia con referencia al bulldog y su calidad de vida… la realidad es que tú como dueño eres quien puede ofrecerle la mejor o peor calidad de vida a tu mascota sin importar la raza o edad.
Para no hacer esta historia más larga, contactamos a un criador y decidimos traer a casa a un hermoso cachorro de tan sólo cinco semanas. No se si todos han visto a un bulldog de cinco semanas… ¡son la cosa más bella y tierna sobre la faz de este planeta! Yo no podía creer que hubiera un animal tan hermoso y además yo era su "mamá".
Mi esposo y yo rápidamente lo instalamos en casa, le compramos su cama especial y todas esas cosas lindas que uno le compra a sus mascotas sabiendo en el fondo que jamás las van a usar. Ustedes me entienden. Yo leía todo lo que podía acerca de cómo entrenar a mi perro y me creía Cesar Millan (bueno, hasta la fecha sigo pretendiendo ser él cuando se trata de entrenar a Tomás).
Hoy en día siento que mi cachorro ya es un graduado de "preescolar canino". Sabe donde hacer sus necesidades, donde dormir, cual es su nombre y a hacer algunos trucos sencillos. Puedo confiar en que se quedará en la casa sin hacer ningún desastre y sale a pasear de forma muy obediente.
Por cierto, Tomás es el bulldog con más energía que conozco. Ama sus paseos matutinos, sí los AMA… jamás nos perdonaría no sacarlo todas las mañanas a recorrer unas cuantas cuadras por el vecindario. Es un cachorro sumamente sano, sin problemas de respiración o sobrepeso, con una excelente actitud y muy juguetón. Es ágil y atlético, y desde nuestro punto de vista tiene un gran sentido del humor.
En fin, es un gran cachorro… o como diría mi esposo "un cachorro en quien confiar". Ahora la cuestión es que estoy a días de convertirme en mamá de un pequeño. Me emociona mucho la idea de que mi familia está creciendo y de las nuevas aventuras que viviré. Así que me intriga la forma en la que Tomás reaccionará ante Bebé. Se que será una etapa de ajuste muy divertida y llena de retos. Así que próximamente les platicaré acerca de cómo le hice para traer un Bebé a casa con un cachorro de 6 meses acostumbrado a toda mi atención.
Lo se, esta no es la entrada de blog más entretenida o informativa que existe, simplemente quise compartirles un poco más acerca de mi vida. Y si tienes un perro a lo mejor me entiendes en el hecho de que lo consideras parte de tu familia… incluso llegas a platicar con el o ella más que con las personas a veces (¿o sólo me pasa a mi?). La realidad es que abrir tu corazón a una mascota, sea la que sea, te vuelve más sensible, más amoroso y te diviertes mucho en el proceso.
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